Barcelona es una ciudad impresionante, bella en arquitectura, paisajismo y con una luz única. Pero cuando caminas sus calles una y otra vez, te acostumbras a esa belleza y todo comienza a ser "normal". Caminando un día por el Barrio gótico encontré un factor diferenciador, un elemento dinámico que hace única a Barcelona, su gente. Hay tanta diversidad de personas que me decidí a hacer un proyecto de 100 retratos. Solo lo que tenía que hacer era caminar y preguntar a mis modelos si querían participar en mi proyecto. En 100 retratos se concentraron 42 nacionalidades diferentes. Dos minutos o menos duraba la sesión, no podía interrumpir el ritmo ni de las personas ni de la ciudad.
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